Algunas veces somos una tormenta y otras un sol radiante. Y nadie sabe qué nubes tienes en tu cabeza y el porqué de tus acciones.
Esas personas que juzgan tus decisiones y acciones son esas personas que ocultan errores y los camuflan en la culpa de otros.
Todos tenemos personas intocables yo, por ejemplo, tengo varias, mi madre por ejemplo, a la que quien le hizo algún feo no se lo perdonaré jamás y quién comprenda eso comprenderá mucho mis negativas a muchas cosas y a muchas personas.
Se puede ser educado y sonreir pero sin olvidar qué fue lo que dolió. De ahí que se pase del radiante sol a los nubarrones, será sano o no, pero somos humanos.
A día de hoy hay que intentar alejarse de los lugares donde los gestos feos y comentarios dañinos hagan su acto de presentación. Más vale tarde que nunca y una retirada a tiempo es una victoria.
Procura que, a pesar de que haya personas que no se alegren, siempre te brille el sol.
En último lugar quiero agradeces a esos amigos que, aunque no sean familia, te tratan como si lo fuese, porque la familia se hereda pero los amigos se eligen.